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REFLEXIONES EN TORNO A LA CASA

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“La casa tiene que gustar a todos. A diferencia de la obra de arte, que no tiene que gustar a nadie. La obra de arte es asunto privado del artista. La casa no lo es. La obra de arte se introduce en el mundo sin que exista necesidad para ello. La casa cumple una necesidad. La obra de arte no debe rendir cuentas a nadie, la casa a cualquiera. La obra de arte debe arrancar a las personas de su comodidad. La casa tiene que servir a la comodidad. La obra de arte es revolucionaria, la casa es conservadora. La obra de arte enseña nuevos caminos a la humanidad y piensa en el futuro. La casa piensa en el presente. La persona  ama todo lo que sirve para su comodidad. Odia todo lo que quiera arrancarle de su posición acostumbrada y asegurada y le abrume. Y por ello ama la casa y odia el arte. Así, ¿la casa no tendría nada que ver con el arte y no debería colocarse la arquitectura entre las artes? Así es. Sólo hay una pequeña parte de la arquitectura que pertenezca al arte: el monumento funerario y el monumento conmemorativo. Todo lo demás, lo que sirve para un fin, debe quedar excluido del reino del arte”

Jorge Torres, Adolf Loos, Casa por casa, Architektur, 1910

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“Las construcciones destinadas a servir de viviendas proporcionan ciertamente alojamiento; hoy en día pueden incluso tener buena distribución, facilitar la vida práctica, tener precios asequibles, estar abiertas al aire, la luz y el sol; pero: ¿albergan ya en sí la garantía de que acontezca un habitar?"

Martín Heiddeger, “Construir, habitar, pensar”, Conferencias y artículos (Barcelona: Ediciones del Serbal, 1994), 127-128

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“La casa es nuestro rincón en el mundo[…]. Es nuestro primer universo. Es realmente un cosmos. Un cosmos en toda la acepción de la palabra[…]. Es un instrumento para afrontar el cosmos”.

Gaston Bachelard, La poética del espacio (Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 1965), 78

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